Garantiza la continuidad de la empresa ante la muerte de uno de los socios.
Protege a la Empresa del impacto financiero, cuando un directivo o empleado estratégico falleciere.
Protege la vida de los empleados y/o ejecutivos, beneficiándolos y salvaguardando su patrimonio familiar y de esta manera promoviendo su lealtad y tranquilidad dentro de la Empresa.